Se trata de una mezcla de energía procedente de la red y de la electricidad del sistema fotovoltaico durante el día.
Cuando el sol brilla, el sistema fotovoltaico suministra la electricidad; cuando no, lo hace la red. Esto permite cargar el coche eléctrico las 24 horas del día.
Esto significa que el coche está siempre listo para conducir.