Un motor eléctrico puede convertir hasta el 95% de la energía eléctrica en movimiento, mientras que un motor de combustión puede utilizar, en el mejor de los casos, hasta el 30% del combustible fósil.
El resto se pierde en forma de calor y fricción. Desde el punto de vista energético, y también ecológico, el coche eléctrico es una gran ventaja, ya que se necesita menos de un tercio de la energía para la misma distancia recorrida.